Project Canterbury

 

EL ORDEN

PARA LA ADMINISTRACION DE

LA CENA DOMINICAL

LA SANTA COMUNION,

SEQUN EL USO DE LA IGLESIA EN LOS ESTADOS
UNIDOS DE AMERICA.

 

TRADUCIDO AL CASTELLANA

POR

EL REVDO, NELSON AYRES, A.M.

Sacerdote y Rector de la Iglesia del Adviento,
Brownsville, Texas, a Pon.

 

1880.

 


 

Office of the Western Church.
            To all true lovers of a true Catholicity in the Church of Jesus in Mexico, this translation of the American Liturgy is dedicated.
E.R.W.
St. George’s Day.


El Orden
para la Administracion de la Cena Dominical.
Ó
SANTA COMUNION.

            Si entre los que vienen á participar de la Santa Comunion, el Ministro sabe que alguno es malhechor patente y notorio, ó que ha hecho á su prójimo alguna injuria de tal manera que la congregacion es escandalizado, él le advertirá que no se atreva presentarse en la Mesa Dominical, hasta que haya declarado abiertamente que se ha arrepentido y enmendado su mala vida anterior, á fin que la congregacion quede con eso satisfecha; y que ha dejado recompensado á las personas á las que él haya injuriado; ó, á lo menos, declare que tiene miras buenas de hacerlo así, luego que pueda cómodamente.
            De manera misma procederá el Ministro con aquellos entre los enales él perciba que reina malicia y odio; no permitiéndoles participar de la Mesa Dominical, hasta que sepa que se han reconciliado. Ysi alguna de las personas así reñidas está despuesta á desechar del fondo de su corazón todo resentimiento por la injuria recibida, y á hacer reparación por eso en lo cual ha ofendido él mismo; y la otra no quiera moverse á la concordia piadosa, sino que permanezca renuente en su indocilidad y malicia; en este caso el Ministro debe admitir al penitente á la Santa Comunion, y no al que se obstine en tal proceder. Bien entendido, que cualquier Ministro, que de tal manera rechaze á alguno, según se deja especificado, estará obligado á dar cuenta la Ordenario, luego que pueda hacerlo.
            La Mesa, al tiempo de la Comunion, tenienda encima una he mosa y blanca sabanilla de lienzo, estará colocada en la nave de la Iglesia, ó en él Presbiterio. Y el ministro, estando en pié al lado derecho de la Mesa, ó en donde se ordena que se diga la Oracion Matutina y Vespertina, dirá la Oracion Dominical, y la colecta siguente; arrodillándose los Asistentes. Pero puerdo omitirse la Oracion Dominical, si hubiese dicho inmediatamente antes la Oracion Matutina.
            Padre nuestro, que estás en los cielos, Santificado sea el tu Nombre. Venga el tu reino. Hagase tu voluntad como en [3/4] el cielo así tambien sobre la tierra. Dános hoy nuestre pan de cada dia, Y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos á nuestros deudores. Y no condúcenos en tentación Mas líbranos de mal: Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amen.
La Colecta.
            Dios Omnipotente, para quien todos los corazones estan abiertos, todos los deseos conocidos, y ningunos secretos ocultos; purifica los pensamientos de nuestros corazones por la inspiracion de tu Espíritu Santo, á fin que te amemos perfectamente, y ensalzemos dignamente tu santo Nombre; por Cristo nuestro Señor. Amen.
            Entónces el Ministro, volviéndose á los Asistentes repitirá claramente los Diez Mandamientos: y los Asistentes ya arrodillados, despues de cada mandamiento pedirá la clemencia de Dios por sus trasgresiones durante el tiempo pasado, y la gracia para guardar la ley en el tiempo venidero, como sigue.

 

El Ministro.
            Dios habló estas palabras, y, dijo. Yo soy el Señor tu Dios; no tendrás dioses agenos delante de mí.
            El Pueblo. Señor, compadécenos, é inclina nuestros corazones á guardar esta ley.
            El Ministro. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás á ellas, ni les darás culto: porque yo el Señor tu Dios soy Dios zeloso, que visito la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y la cuarta generacion de los que me aborrecen; y que hago misericordia en millares de los que me aman, y guardan mis mandamientos.
            El Pueblo. Señor, compadécenos, é inclina nuestros corazones á guardar esta ley.
            El Ministro. No tomarás el Nombre del Señor tu Dios en vano: porque no tendrá por inocente el Señor al que tomare su Nombre en vano.
            El Pueblo. Señor, compadécenos, é inclina nuestros corazones á guardar esta ley.
            El Ministro. Acuérdate del Sábado para santíficarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra: mas el séptimo dia es el Sábado del Señor tu Dios, En él no harás obra ninguna, [4/5] tu, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro tus puertas. Porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, la mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo dia; por tanto el Señor bendijo el séptimo dia y le santificó.
            El Pueblo. Señor, compadécenos, é inclina nuestros corazones á guardar esta ley.
            El Ministro. Honra á tu padre, y á tu madre; para que tus días se alarguen sobre la tierra, que el Señor tu Dios te da.
            El Pueblo. Señor, compadécenos, é inclina nuestros corazones á guardar esta ley.
            El Ministro. No matarás.
            El Pueblo. Señor, compadécenos, é inclina nuestros corazones á guardar esta ley.
            El Ministro. No cemeterás adulterio.
            El Pueblo. Señor, compadécenos, é inclina nuestros corazones á guardar esta ley.
            El Ministro. No hurtarás.
            El Pueblo. Señor, compadécenos, é inclina nuestros corazones á guardar esta ley.
            El Ministro. No dirás falso testimonio contra tu prójimo.
            El Pueblo. Señor, compadécenos, é inclina nuestros corazones á guardar esta ley.
            El Ministro. No codicarás la casa de tu prójimo, no codicarás la muger de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
            El Pueblo. Señor, compadécenos, y escriba todas estas tus leyes en nuestros corazones, te lo suplicamos.

            Entónces diga el Ministro.
            Oid tambien lo que dice nuestro Señor JesuCristo.

            Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazon, y con todo tu alma, y con todo tu entendimiento. Este es el mayor y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante á ello. Amarás á tu prójimo como á ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.

Oremos.
           O Señor Omnipotente y Dios Eterno, te suplicamos que tu dignes dirigir, santificar, y gobernar nuestros corazones y cuerpos en las vías de tus leyes, y en las obras de tus mandamientos: de modo que, por tu proteccion fuertísima, aquí y siempre seamos preservados en cuerpo y alma; por nuestro Señor y Salvador JesuCristo. Amen.
            Entónces se dirá la Colecta del Dia. Y luego despues de la Colecta el ministro leerá la Epístola, diciendo. La Epístola (ó La parte de la Escritura que está indicada en lugar de la Epístola) está escrita en el capítulo —— de —— comenzando con el verso ——. Y al acabar la Epístola, él dirá, Aquí acaba la Epístola. Entónces él leerá el Evangelio (todos los Asistentes estando en pié) diciendo, El Santo Evangelio está escrito en el Capitulo —— de —— comenzando con el verso ——
            Aquí diran los Asistentes.
            Gloria sea a ti, O Señor.
            Entónces se leerá el Credo de los Apóstoles, o el de Nicea, á no ser que haya sido leído uno de ellos luego ántes en la Oracion Matutina.

El Credo de Nicea.

            Yo creo en un Dios el Padre Omnipotente, Criador del cielo y de la tierra, Y de todos las cosas visibles é invisibles.
            Y en un Señor JesuCristo, el Hijo Unigénito de Dios, Engendrado de su Padre ántes todos los siglos. Dios de Dios, Luz de Luz, Verdadero Dios de Verdadero Dios, Engendrado, no hecho, Siendo sustancia la misma con el Padre, Por el cual todas las cosas fueron hechas; El cual, por nosotros hombres, y por nuestra salvacion, descendió del cielo, Y fue encarnado por el Espíritu Santo de la Vírgen Maria, Y fué hecho hombre, Y fue crucificado por nosotros bajo Poncio Pilato. Padeció, y fue sepultado, Y al tercer dia resucitó, según las Escrituras, Y subió al cielo, Y está sentado á la diestra del Padre, Y volverá á venir á juzgar á los vivos y á los muertos; Del cual el reino no tendrá fin. Y creo en el Espíritu Santo, el Señor, [6/7] y Vivificador, Que procede del Padre y del Hijo, Que con el Padre y el Hijo juntamente es adorado y glorificado, Que habló por los Profetas. Y creo Una Iglesia Santa, Católica y Apostólica. Recognozco un Bautismo para la remision de los pecados; Y espero la Resurreccion de los muertos, y la Vida del siglo venidero. Amen.
            Entónces el Ministro declarará á los Asistentesque Fiestas ó Ayunos deben observarse en la semana siguiente; y (si hay ocasion) se dará noticia de la Comunion, y de las Amonestaciones del Matrimonio, y otras cosas que deban publicarse.
            Entónces seguirá el Sermon. Despues del que, cuando hay Comunion, el Ministro se volverá á la Mesa Dominical, y comenzará el Ofertorio, diciendo una ó mas de estas sentencias siguientes según que lo juzque mas conveniente.
            Asi alumbre vuestra luz delante de los hombres, pará que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen á vuestro Padre, que está en los cielos. S. Mat. v. 16.
            No os hagáis tesoros en la tierra, done la polilla y el orin corrompen, y donde los ladrones minan y hurtan. Mus hacéos tesoros en cielo, donde ni polilla ni orin corrompe, y donde los ladrones no minan ni hurtan. S. Mat. vi. 19. 20.
            Todas las coases que quisiérais que los hombres hiciesen con vosotros, así tambien haced vosotros con ellos, porque esta es la ley y los profetas. S. Mat. vii. 12.
            No todo el que me dice, Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, mas el que hiciere la Voluntad de me Padre que está en los cielos. S. Mat. vii. 21.
            Zaqueo, puesto en pié, dijo al Señor. He aquí, Senor, la mitad de mis bienes doy á los pobres, y si en algo he defraudado á alguno, lo vuelvo con el cuatro tanto. S. Luc. xix. 8.
            ¿Quién jamas peleó á sus expensas? ¿Quién planta viña, y no come de su fruto? ¿Quién apacienta el ganado, y no come de la leche del ganado? 1 Cor. ix. 7.
            Si nosotros os sembramos lo espiritual. ¿Sera gran cosa si cosechamos de lo vuestro temporal? 1 Cor. ix. 11.
            [8] ¿No sabeis que los que trabajan en el santuario, comen del santuario; y que los que sirven al altar, del altar participan? Así tambien ordenó el Señor á los que annuncian el Evangelio, que vivan del Evangelio. 1 Cor. ix. 13, 14.
            El que siembra poco, tambien cosechará poco; y el que siembra mucho, tambien mucho cosechará. Cado uno dé como se propuso en su corazon, no con tristeza, ó por necesidad; porque Dios ama al dador alegre. 2 Cor. ix. 6. 7.
            El que es instruido en la Palabra comunique en todos los bienes al que le instruye. No os engañais; Dios no puede ser burlado, que todo lo que el hombre sembrare, eso tambien cosechará. Gal. vi. 6. 7.
            Entretanto que tenemos tiempo, hagamos bien á todos, y mayormente á los que están de la familia de la fé. Gal vi. 10.
            Grande ganancia es la piedad con contentamiento, porque nada hemos traido á este mundo, y sin duda, nada podrémos sacar. 1 Tim. vi. 6, 7.
            Á los ricos de este siglo manda que sean dadivosos, que con facilidad comuniquen, poniendo así un buen cimiento para lo porvenir, que echen mano á la vida eterna. 1 Tim. vi. 17, 18, 19.
            Dios no es injusto para que olvide vuestras obras, y trabajo de amor, que habéis mostrado á su Nombre, habiendo asistido, y asistiendo aun á los santos. Heb. vi. 10.
            De hacer bien, y de comunicar no os olvidais, porque de tales sacrificios se agrada Dios. Heb. xiii. 16.
            El que tuviere bienes de este mundo, y viere á su hermano tener necesidad, y le cerrare sus entranas, ¿Cómo vive el amor de Dios en el? 1 S. Juan iii. 17.
            Dés limosna de tus bienes, y nunca vuelvas tu cara á pobre alguno; y pues la cara del Se˜õr no te volverá á ti. Tob. iv. 7.
            Sé compasivo según tu poder. Si tienes mucho, dá mucho. Si tienes poco, procura dar alegremente de ese poco, porque así [8/9] te cosechas buen premio en el dia de necesidad. Tob. iv. 8, 9.
            Al Señor presta el que da al pobre, y lo que ponga fuera Él se lo retribuirá. Prov. xix. 17.
            Bienaventurado el que piensa en el pobre, en el dia de mal le librará el Señor. Sal. xli. 1.
            Miéntras que se leen estas sentencias, los Diáconos, Guardianes de la Iglesia, ú otras personas aptas designadas á este efecto, recibirán las Limosnas para las Pobres y otros donativos de los Asistentes en un Plato decento que provee la Parroquia para ese objeto; y lo traerán reverencialmente al Sacerdote, quien lo presentará humildemente, y pondrá sobre la Mesa Santa.
            Y entonces el Sacerdote pondrá sobre la mesa la cantidad de Pan y Vino que juzgue suficiente. Lo que hecho, dirá.
            Oremos por el estado todo de la Iglesia Militante de Cristo.
            Dios Omnipotente y Eterno, que por medio de tu Apóstol santo nos ensenaste hacer oraciones y súplicas y dar gracias por todos los hombres. Te suplicamos humildemente que (aceptes nuestras limosnas y oblaciones, y) [si no hubiere nuestras limosnas ni oblaciones pues omittirá estas palabras, aceptes nuestras limosnas y oblaciones, y] recibas estas nuestras oraciones, que ofrecemos á tu Majestad Divina, suplicándote que continuamente inspires á la Iglesia Catolica el espíritu de verdad, unidad, y concordia; Y concede que todos los que confiesan tu Santo Nombre, convengan el la verdad de tu Santa Palabra, y vivan en unidad y amor piadoso. Te suplicamos, tambien, que así dirigas y dispongas los corazones de todas los gobernadores cristianos que verdadera é imparcialmente administren la justicia, castigando la maldad y vicio y manteniendo tu religión verdadera y la virtud. Confiere gracia, O Padre Celestial, á todos los Obispos y demás ministros, á fin de que con su vida y su doctrina hagan patente tu [9/10] Palabra verdadera y viva, y administren recta y debidamente tus Sacramentos Santos. Y á todo tu Pueblo concede tu gracia celestial, y especialmente á esta congregacion aquí presente, á fin de que con manso corazon y con debida reverencia oigan y reciban tu Palabra Santa, verdaderamente sirviéndote con santidad y rectitud todos los días de su vida.
            Y te suplicamos muy humildemente que con tu bondad, O Señor confortes y socorras á todos los que en esta vida transitoria, estén en calamidad, tristeza, necesidad, enfermedad, ú otra cualquiera adversidad. Y bendecimos tambien tu Santo Nombre por todos tus siervos que han partido de esta vida en tu fé y temor, suplicándote que nos dés gracia para que así sigamos su buen ejemplo, que con ellos participemos de tu reino celestial, concédenos esto, O Padre, por el respeto de JesuCristo, nuestro Medianero y Abogado único. Amen.
            Cuando el Ministro dé aviso por la celebración de la Santa Comunion, (lo cual hará siempre en Domingo ó en otra Fiesta próxima anterior) el leerá esta Exhortacion siguiente ó solamente una parte de ella según que á su discreción juzque conniente.
            Muy Amados, en —— próxime me propongo, por la ayuda de Dios, administrar el Sacramento dulcísimo del Cuerpo y Sangre de Cristo á todos los que estén dispuestos religiosa y devotamente á recebirlo en memoria de su meritoria Cruz y Pasion, por lo cual solo obtenemos remision de nuestros pecados, y nos hacemos partícipes del Reino del Cielo. Por tanto, es nuestro deber dar á Dios Omnipotente, nuestro Padre Celestial las mas humildes y sinceras gracias por habernos dado á su Hijo JesuCristo nuestro Salvador, no solo para morir por nosotros, sino tambien para ser nuestro alimento y sustento en aquel Santo Sacramento. El cual siendo cosa tan divina y dulce para los que le reciben dignamente, y tan peligrosa para los que se atreven á recibirle indignamente, es mi deber exhoratáros á que consideréis, entretanto, la grandeza de aquel santo misterio, y el [10/11] gran peligro de recibirle indignamente, y á que escudrineis y examinéis vuestras propias conciencias (y no ligeramente y de la manera de disimuladores para con Dios, sino así) que vengais santos y limpios á tan celestial Festin con el vestido nupcial requerido por Dios en la Santa Escritura, y seais recibidos como dignos partícipes de esa Santa Mesa.
            La via y el medio de lográrlo es: Primeramente examinar vuestra vida y conducta segun la norma de los mandamientos de Dios; y en cualquiera encontrareis que habéis ofendido de voluntar, palabra ó hecho, en eso deplorar vuestra propia maldad, y confesáros á Dios omnipotente con firma intencion de enmienda de vida. Y si hallareis que vuestras ofensas sean tales que no solo son contra Dios, sino tambien contra vuestros prójimos; entonces teneis que reconciliaros con ellos: apresurándoos á hacer restitucion y satisfaccion hasta donde alcanze vuestra posibilidad por todas las injurias y agravios que hayais hecho á otra persona; y asimismo á perdonar á los que os hayan ofendido del mismo modo que deseais recibir remision de vuestras ofensas al mano de Dios: porque de otra manera el recibir la Santa Comunion no hace nada mas que aumentar vuestra condenacion. Por esto, si alguno de vosotros esté blasfemo de Dios, impedidor ó calumniador de su Palabra, adúltero, ó esté en malicia, ó envidia, ó en algún otro crímen grave: arrepentíos de vuestros pecados, ó no venid á esta Santa Mesa.
            Y porque es necesario que ninguno venga á la Santa Comunion, sino es con entera confianza en la miscericordia de Dios, y con conciencia tranquila; por esto, si acontece que alguno de vosotros por este medio, no puede sosegar su propia conciencia, sino necesita de consuelo ó consejo, venga á mí ó á algún otro Ministro de la Palabra de Dios, y abra su pesar; para que reciba consejo y aviso piadoso tal que sirva para sosegar su conciencia, y para quitar todo escrúpulo y duda.
            Ó en caso que viere que el Pueblo descuide de venir á la [11/12] Santa Comunion, en lugar de la primera el usará esta exhortatcion.
            Hermanos carisísimos, en —— es mi intencion celebrar por la gracia de Dios, la Cena Dominical: á la cual en nombre de Dios os convido todos que estais aquí presentes, y os suplico por respeto del Señor JesuCristo que no rehuseis venir á ella, siendo tan amorosamente llamados y convidados por el mismo Dios. Saveis que cosa grave y descomedida es, cuando una persona ha dispuesto dar un rico Festin, adornado su mesa con todo genero de manjares, así que falta nada sino quelos convidados se sienten: y los que son llamados (sin alguna causa) mas ingratamente rehusan venir. ¿Quien de vosotros en tal caso no se movería? ¿Quien no pensaría que se hacia un gran injuria y agravio? Por esto mismo, carísimos en Cristo, guardáos de provocar la indignacion de Dios contra vosotros desertando de esta Santa Cena. Es cosa fácil decir: Yo no columgaré porque me lo impeden negocios mundanos. Empero Dios no admite ne aprueba tan fácilmente semejantes excusas. Si alguno diga, Soy gran pecador, y por esto tengo miedo de venir ¿porque entonces no se arrepiente, y enmienda? Cuandos os llama Dios, ¿no avergonzais de decir que no quereis venir? Cuando debéis reconciliaros con Dios ¿Quereis excusaros y decir que no estais preparados. Considerad seriamente que tales excusas fingidas de nada servirán para con Dios. Aquellos en el Evangelio que ruhusaron el Festin porque habían comprado una hacienda, ó querían probar sus yuntas de bueyes, ó porque se habían casado no así se excusaron, mas se tuvieron indignes del Festin celestial. Por eso, según mi Oficio, os convido en nombre de Dios, os llamo en lugar de Cristo, os exhorto como amais vuestra misma salvacion que seais partícipes de esta Santa Comunion.
            Y porque el Hijo de Dios dignó dar su alma por muerte en la Cruz por vuestra salvacion; así es de vuestra deber recibir la Comunion en memoria de su muerte como él mismo ha [12/13] mandado: Y si descuidais hacelo, considerad que grande es vuestra ingratitud para con Dios, y que castigo doloroso está pendiente sobre vuestras cabezas, cuando voluntariamente os absteneis de la Mesa Dominical, y os separais de vuestros hermanos, que vienen á comer del Festin de esa comdia mas celestial. Si estas cosas considerais seriamente, por la gracia de Dios, vendráis á mejor disposición: y para que lo logréis no cesarémos de dirigir nuestras humildes súplicas al Dios omnipotente, nuestro Padre Celestial.
            Al tiempo de la Celebracion de la Comunion el Sacerdote dirá esta Exhortacion.
            Carísimos en el Señor, vosotros que intentáis venir á la Santa Comunion del Cuerpo y Sangre de nuestro Salvador Cristo, debéis considerar como San Pablo exhorta á todos á probar y examinarlos deligentemente ántes que atreverse á comer de ese Pan y á beber de ese Cáliz. Porque así como el beneficio es grande cuando recibimos ese santo Sacramento con corazon sincero y penitente, y con fé viva, así es grande el peligro cuando lo recibimos indignamente. Juzgáos, pues, á vosotros mismos, hermanos, para que no seais juzgados por el Señor: arrepentíos, verdaderamente de vuestros pecados pasados; tened una fé viva y firme En Cristo nuestro Salvador: enmendad vuestra vida; y tened una cardidad perfecta con todos; así sereis partícipes idóneos de esos santos misterios. Y sobre todo, habéis de dar las mas humildes y alegres gracias á Dios Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, por la redencion del mundo por la muerte y pasion de nuestro SalvadorCristo, tanto Dios como hombre; que se humilló hasta la muerte sobre la Cruz por nosotros pecadores miserables, que nos acostamos en tinieblas y en la sombra de muerte, para hacernos hijos de Dios, y elevarnos á la vida eterna. Y á fin de que nos acordemos siempre del amor grandísimo de nuestro Maestro y Salvador único, JesuCristo muriendo de esta manera por nosotros, y delos beneficios [13/14] inumerables que él ha obtenido por nosotros con su precioso derramamiento de sangre, él ha instituido y ordenado misterios santos, como prendas de su amor, y como memoria perpetua de su muerte, para que nos sirva de consuelo grande y eterna. Por esto, como debemos especialmente, le démos gracias continuas así al Padre y al Espíritu Santo, sometiéndonos enteramente á su santa voluntad y agrado, estudiando como servirle en santitud y rectitud verdadera todos los días de nuestra vida. Amen.
            Entónces dirá el Sacerdote á los que vienen á recibir la Santa Comunion.
Vosotros que os arrepentís verdadera y seriamente de vuestros pecados, y vivís en amor y caridad con vuestro prójimo, y teneis propósito de proseguir una vida nueva, siguiendo los mandamientos de Dios, y andando en adelante por sus santos caminos, acercáos con fé y tomad este santo Sacramento y haced vuestra confesion humilde á Dios omnipotente, arrodillados devotamente.
            Entónces, arrodillándose humildemente, se hará esta Confesion General, por el Sacerdote y todas los que quieren recibir la Santa Comunion.
            Omnipotente Dios, Padre de nuestro Señor JesuCristo, Criador de todas las cosas, Juez de todas los hombres, Conocemos y lamentamos nuestros muchos pecados y maldades, Que en varias ocasiones hemos cometido mas gravemente, Por pensamiento, palabra y obra, Contra tu Divina Majestad, Provocando muy justamente tu ira é indignacion contra nosotros. Nos arrepentimos seriamente; Y nos dolemos de corazon estos nuestros malhechos: El recuerdo de ellos nos agravia; Su peso nos es intolerable. Ten misericordia, Ten misericordia de nosotros, Padre miscericordiosísimo. Por respecto á tu Hijo nuestro Señor JesuCristo, Perdónanos todo lo pasado. Y concédenos que en adelante siempre te sirvamos y agrademos, [14/15] Con novedad de vida, Para la honra ya la gloria de tu Nombre; Por JesuCristo nuestro Señor. Amen.
            Entónces el Sacerdote (el Obispo si esté presente) se levantará, y volviéndose hácia los Asistentes, dirá.
            Dios Omnipotente, nuestro Padre Celestial, que, por su gran misericordia, ha prometido perdón de los pecados á todos los que se vuelven á él con arrepentimiento puro y fé verdadera; Tenga misericordia de vosotros; os perdone y libre de todos vuestros pecados; os confirme y fortalezca en toda bondad; y os lleve á la vida eterna; por JesuCristo nuestro Señor. Amen.
            Entónces dirá el Sacerdote.
            Oid que palabras consoladores dice nuestro Salvador Cristo á todos los que vuelven verdaderamente á Él.
            Venid á mí, todos los que estéis trabajados, y cargados, y Yo os aliviaré. S. Mat. xi, 28.
            De tal manera amó Dios al mundo, que dio á su Hijo Unigénito; para que todo aquel que en él cree, no perezea, sino que tenga vida eterna. S. Juan iii. 16.
            Oid tambien lo que dice San Pablo.
            Fiel es esta palabra, y digna de toda aceptacion, que JesuCristo vino á este mundo para salvara á los pecadores. 1 Tim. i. 15.
            Oid tambien lo que dice San Juan. Si alguno pecare, tenemos por Abogado con el Padre á JesuCristo el justo, y Él es la propiciacion por nuestros pecados. 1 S. Juan ii. 1 y 2.
            Despues de esto el Sacerdote proseguirá, diciendo.
            Levantad vuestras corazones.
            Respuesta. Los levantamos al Señor.
            Sacerdote. Démos gracias á nuestro Señor Dios.
            Respuesta. Es idóneo y justo el hacerlo.
            Entónces se volverá el Sacerdote á la Mesa Dominical, y dirá.
            Es muy idóneo, justo, y de nuestro deber obligado, que en [15/16] todos tiempos, y en todos lugares, te démos gracias á Ti, O Señor [Santo Padre] *Dios Omnipotente y Eterna.*
            Aquí seguirá el Prefacio Propio de la Ocasión, si hay alguno especialmente señalado; si no lo hay, se dirá ó cantará inmediatamente por el Sacerdote y los Asistentes,
Por tante, juntamente con los Ángeles y Arcángeles, y con toda la compañía del Cielo, alabamos y magnificamos tu glorioso Nombre; ensalzándote eternamente, y diciendo, Santo, Santo, Santo, Señor Dios de ejércitos, el cielo y la tierra están llenos de tu gloria. Gloria sea á Ti, O Señor Altísimo. Amen.

——o——

Prefacios Propios.

            En el dia de Navidad, y los siete días siguientes.
            Porque tu diste á JesuCristo, tu Hijo único, para ser nacido como en este tiempo por nosotros; El que, por la operacion del Espíritu Santo, se hizo hombre verdadero, de la sustancia de la Vírgen Maria su Madre; y eso sin mancho de pecado, para limpiarnos de todo pecado. Por tanto, juntamente con los Ángeles, &c.
            En la Pascua, y los siete días siguientes.
            Pero especialmente hemos de alabarte por la Resurreccion gloriosa de tu Hijo JesuCristo, nuestro Señor. Porque él es el Cordero Pascual verdadero, que se ofreció por nosotros, y ha quitado el pecado del mundo; el que por su muerte ha destruido muerte, y por su Resurreccion nos ha restaurado á la vida eterna. Por tanto, juntamente con los Ángeles, &a.
            En el dia de la Ascension y los siete días siguientes.
            Por tu Hijo amadísimo JesuCristo, nuestro Señor; el que despues de su Resurreccion gloriosísima apareció manifiestamente á todas sus Apóstoles, y á su vista ascendió á los cielos para prepararnos lugar; para que donde él está allá nosotros [16/17] tambien ascendamos y reinemos con él en gloria. Por tanto, juntamente con los Ángeles, &a.
            En el Dia de Pentecostes y los seis días siguientes.
            Por JesuCristo nuestro Señor; conforme á cuya promesa certísima, el Espíritu Santo bajó, como en este tiempo, con un gran sonido repentino, como lo había sido un viento fuerte, en la semejanza de lenguas ígneas, resposando sobre los Apóstoles, para ensenárles y guiárles en toda verdad; dándoles el don de lenguas diversas, y tambien arrojo con zel ferviente para predicar constantemente el Evangelio á todas las naciones; por cuyo medio nosotros hemos sido sacados de tinieblas y error á la luz clara y al conocimeniento verdadero de Ti, y de tu Hijo, JesuCristo. Por tanto, juntamente con los Ángeles, &a.
            En la Fiesta de la Trinidad sola puede decirse:
            Que eres Dios Uno, Señor Uno; no una persona, sino Tres Personas en sustancia una. Porque lo que creemos de la gloria del Padre, lo mismo creemos del Hijo, y del Espíritu Santo sin diferencia alguna ni desigualdad. Por tante, juntamente con los Ángeles &a.
            O este puede decirse, las palabras [Santo Padre] retiniéndose en la Plática introductoria.
            Por la muerte preciosa, y meritos de tu Hijo JesuCristo, nuestro Señor, y por habernos enviado al Espíritu Santo, el Consolador; que son uno mismo contigo en tu Deidad Eterna. Por tanto, juntamente con los Ángeles, &a.
            Entonces el Sacerdote, arrodillándose á la Mesa Dominical, dirá en nombre de todas los que reciban la Comunion, esta siguiente Oracion.
            No nos atrevemos á venir á esta tu Mesa, O Señor misericordioso, confiando en nuestra rectitud, sino en tus muchas y grandes miscericordias. No somos dignos ni aun de recoger las migas debajo de tu Mesa. Mas tu eres el mismo Señor, cuya naturaleza es siempre hacer misericordia. Concédenos, por tanto, Senor gracioso, que de tal manera comamos la carne [17/18] de tu Hijo querido, JesuCristo, y bebamos su sangre, que nuestros cuerpos pecadores sean hecho limpios por su cuerpo, y nuestras almas se laven con su sangre preciosísima, y que siempre vivamos en él, y él en nosotros. Amen.
            Cuando el Sacerdote, puesto en pie enfrente de la Mesa, de tal manera haya dispuesto el Pan y el Vino, que con facilidad y dedencia pueda partir el Pan delante de los Asistentes, y tomar el Cáliz en sus manos, dirá la Oracion de Consagracion, como sigue.
            Toda la gloria sea para Ti, Dios Omnipotente, nuestro Padre Celestial, porque Tu, de tu misericordia tierna, diste á tu Hijo único JesuCristo, para sufrir muerte en la Cruz por nuestra redención; el que hizo allí (por su oblacion una de sí mismo ofrecida una vez) sacrificio, oblacion, y satisfaccion, llena perfecta, y suficiente por los pecados de todo el mundo; é instituyó, y en su santo Evangelio nos mandó continuar, una memoria pepetua de aquel su muerte y sacrificio precioso, haste que vuelve á venir.
            Porque en la noche en que fue entregado, (a) tomó Pan; y habiendo dado gracias, (b) le partió, y le dio á sus discípulos, diciendo, Tomad, comed, (c) este es mi Cuerpo que es dado por vosotros; Haced esto en memoria de mí, Asímismo, despues de cenar (d) tomó el cáliz; y habiendo dado gracias, se la dió á ellos, diciendo, Bebed vosotros todos de esta; porque (e) esta es mi Sangre del nuevo Testamento, que fue derramada por vosotros y por muchos para la remision de los pecados. Haced esto, cuantes veces que le bebiereis en memoria de mí.

(a) Aquí el Sacerdote tomara la Patea en sus manos.
(b) Y aqui partira el Pan.
(c) Y aqui pondrá su mano sobre todo el Pan.
(d) Aquí tomara el Caliz en su mano.
(e) Y aqui el pondrá su mano sobre cada vaso en que esta vino para consagrarse.

[19] Por tanto O Señor y Padre Celestial, según la institución de tu Hijo muy querido, nuestro Salvador JesuCristo, nosotros, tus siervos humildes, celebramos y hacemos aquí delante de tu Majestad Divina, con estos tus santos dones que ahora te ofrecemos, el memorial que tu Hijo nos ha dones que ahora te ofrecemos, el memorial que tu Hijo nos ha mandado hacer; teniendo en memoria su pasion bendita y muerte preciosa, su resurreccion fuerte y ascension gloriosa, tributándote gracias muchísimas por los beneficios innumerables procurados para nosotros por lo mismo. Y te suplicamos humildemente, O Padre misericordioso, que nos oigas; y que de tu bondad omnipotente te dignes bendecir y santificar con tu Palabra y Espíritu Santo, estos tus dones y criaturas de Pan y Vino, para que nosotros, recibiéndoles conforme á la institucion de tu Hijo nuestro Salvador JesuCristo en memoria de su muerte y pasion, seamos partícipes de su Cuerpo y Sangre benditísima. Y deseamos seriamente á tu Bondad Paternal, que aceptes misericordiosamente este nuestro sacrificio de alabanza y gracias; suplicándote mas humildamente que concedas, que por los méritos y muerte de tu Hijo JesuCristo, y por la fé en su sangre, nosotros, y toda tu Iglesia entera, obtengamos remision de nuestros pecados y todos los otros beneficios de su pasion. Y aquí te ofrecemos y presentamos, O Señor, á nosotros mismos, nuestras almas y cuerpos, para que sean sacrificio razonable, santo y vivo, suplicándote humildemente, que nosotros y todos los que fueren partícipes de esta Santa Comunion, dignamente recibamos el Cuerpo y la Sangre preciosísima de tu Hijo JesuCristo, que seamos llenos de tu gracia y bendición celestial, y que seamos hechos un cuerpo con él, y que él habita en ellos y ellos en él. Y aunque somos indignos, por nuestros muchos pecados, de ofrecerte cualquier sacrificio; con todo te [19/20] suplicamos que aceptes este nuestro deber y servicio debido, no pesando nuestros méritos, sino perdonando nuestras ofensas, mediante JesuCristo nuestro Señor, por el cual, y con el cual, en la unidad del Espíritu Santo toda la gloria sea para Ti, O Padre Omnipotente durante todos los siglos. Amen.
            Aquí se cantará un Himno, ó parte de un Himno de la seleccion para las Fiestas y Ayunos &a.
            Entónces el Sacerdote recibirá primero la Comunion en ambos espécies, y procederá á darla á los Obispos, Sacerdotes y Diáconos, del mismo modo, (si estén presentes algunos) y despues, a los Asistentes tambien por su orden, poniéndola en sus manos de ellos, todos arrodillándose devotamente. Y cuando dé el Pan dirá.
            El Cuerpo de nuestro Señor JesuCristo, que fue dado por ti, preserve tu cuerpo y almo hasta la vida eterna. Toma y come este en memoria de que Cristo murió por ti, y aliméntate con él en tu corazón con gratitud.
            Y el Ministro que da el Cáliz, dirá.
            La Sangre de nuestro Señor JesuCristo, que fue derramada por ti, preserve tu cuerpo y alma hasta la vida eterna. Bebe esta en memoria de que la Sangre de Cristo fue derramada por ti, y dés gracias.
            Si el Pan ó el Vino consagrado se acabare ántes que todos hayan comulgado, el Sacerdote ha de consagrar mas segun la forma ántes prescrita: comenzando con— Toda la gloria sea para ti, Dios omnipotente—y acabando con estas palabras—partícipes de su Cuerpo y Sangre benditísima.        
            Cuando todos han comulgado, el Ministro se volverá á la Mesa Dominical, y pondrá reverencialmente sobre ella lo que quede de las Formas consagradas, cubriéndolas con un lienzo precioso.
            Entónces el Ministro dirá la Oracion Dominical, repitiendo los Asistentes después de él cada una peticion.
            Padre nuestro que estás en los cielos, Santificado sea el tu Nombre, Venga el tu reino, Hagase tu Voluntad como en el ciel así tambien sobre la tierra. Dános hoy nuestro pan de cada dia. Y perdónanos nuestras deudas. Así como nosotros perdonamos á nuestros deudores. Y no condúcenos en [20/21] tentación; Mas líbranos de mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria, por todos los siglos. Amen.
            Despues se dirá como sigue.
            Dios Omnipotente é Inmortal, te damos gracias cordialmente porque te dignas alimentarnos á los que hemos recibido debidamente estos santos misterios, con el alimento espiritual del Cuerpo y Sangre preciosísima de tu Hijo, nuestro Salvador JesuCristo: y nos aseguras por este medio tu favor y bondad para con nosotros, y que somos miembros verdaderos incorporados en el cuerpo místico de tu Hijo, que es la congregacion bendita de todos los fieles; y que somos tambien herederos por esperanza de tu reino eterno, por los méritos de la muerte y pasion preciocísima de tu Hijo querido. Y te suplicamos mas humildemente, O Padre Celestial, que nos asistas con tu gracia de tal modo que continuemos en esa santa asociacion, y que hagamos todas las obras buenas, que tu has preparado para que andemos nosotros en ellas: por JesuCristo, nuestro Señor, para quien, contígo y el Espíritu Santo sea toda honor y gloria, durante todos los siglos. Amen.
            Entónces se dirá ó cantará, estando todos en pié, Gloria in excelsis; ó algún Himno propio de la Seleccion.
            Gloria á Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres. Te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias por tu excelsa gloria, O Señor Dios, Rey Celestial, Dios Padre Omnipotente.
            O Señor, Hijo Unigénito, Jesu-Cristo; O Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre, que quitas los pecados del mundo, ten misericordia de nosotros. Tu que quitas los pecados del mundo, recibe nuestros ruegos. Tu que estás sentado á la diestra de Dios Padre, ten misericordia de nosotros.
            Porque Tu solo eres santo; Tu solo eres el Señor; tu solo, O [21/22] Cristo, con el Espíritu Santo, eres altísimo en la gloria de Dios Padre. Amen.
            Entónces el Sacerdote (o el Obispo, si esté presente) les despedirá con esta Bendicion.
           La Paz de Dios, que excede á todo entendimiento, preserve vuestras corazones y mentes en el conocimiento y amor de Dios, y de su Hijo JesuCristo, nuestro Señor: Y la bendición de Dios Omnipotente, el Padre, el Hijo y el Espirítu Santo sea entre vosotroes, y quede con vosotros siempre. Amen.
            Colectas que puedan decirse después de las colectas de la Oracion Matutina ó Vespertina, ó la Comunion, á la discreción del Ministro.
            Ayúdanos misericordiosamente, O Señor, en estas nuestras suplicas y oraciones, y prepara el camino de tus siervos de modo que las conduzca al logro de salvacion eterna; para que entre todos los cambios y accidentes de esta vida mortal, siempre sean defendidos con tu pronto y gracioso auxilio: por JesuCristo nuestro Señor. Amen.
            Concede, te suplicamos, Dios Todopoderoso, que las palabras que hoy hemos escuchado con nuestros propios oídos, sean por tu gracia ingertas en nuestros corazones de tal modo que produzcan en nosotros el fruto de bien vivir, en honor y en alabanza de tu Nombre. Por JesuCristo, nuestro Señor. Amen.
            Dirígenos, O Señor, en todos nuestros hechos, con tu favor graciosísima, y llévanos adelanted con tu ayuda continua: para que en todas nuestras obras, comenzadas, continuadas y acabadas en ti, glorifiquemos tu santo Nombre, y finalmente por tu misericordia obtengamos la vida eterna; por JesuCristo, nuestro Señor. Amen.
            Dios Omnipotente, fuente de toda sabiduría, que sabes nuestras necesidades ántes que pedimos, y nuestra ignorancia en pedir; Te suplicamos que tengas compasion de nuestras fragilidades, y esas cosas que por nuestra indignidad no nos [22/23] atrevemos, y por nuestra ceguedad no podemos pedir, te dignes dárnoslas por la dignidad de tu Hijo JesuCristo nuestro Señor. Amen.
            Dios Omnipotente, que has prometido oir las súplicas de los que piden en nombre de tu Hijo; Te suplicamos que te inclines misericordiosamente á oir á nosotros, que ahora te hemos dirigido nuestras oraciones y súplicas; y concede que todo lo que hemos pedido fielmente, conforme á tu voluntad, se obtenga efectivamente, para aliviar nuestras necesidades, y para manifestar tu gloria; por JesuCristo nuestro Señor. Amen.
            En los Domingos y otras Fiestas (si no hay Sermon ni Comunion) se dirá todo lo que se ordena para la Comunion, hasta el fin del Evangelio, concluyendo con la Bendicion.
            Y si queda algo del Pan y Vino consagrados despues de la Comunion, no se sacará de la Iglesia. Sino el Ministro y otros comulgantes despues de la Bendicion le comerán y beberán en seguida con reverencia.


* [Estas palabras han de ser omitidas en la Fiesta de la Trinidad]

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